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martes, 13 de abril de 2010

Minguella, el nexo histórico entre Maradona y Messi

Por Juan Pablo Varsky

Josep María Minguella tiene 69 años. Cambia de avión en el aire y fuma debajo del agua. Estudió Derecho, sacó el título de entrenador de fútbol, trabajó en una productora de películas y fue ayudante de Rinus Michels en Barcelona durante la década del setenta. Se convirtió en intermediario tras su salida del club en 1975 y se retiró en 2002. Cuando Jorge Valdano se enteró de su decisión, le dijo: "Sabía que eras vivo, pero no tanto". Cuenta su apasionante historia en un libro que descubrí ayer en una de las tantas librerías de Madrid. Se llama "Casi toda la verdad", gran título para una autobiografía.

El relato incluye su mirada del negocio del fútbol, retratos de los personajes, un montón de anécdotas y denuncias como el pago de comisiones en el pase de Saviola de River al Barça. Está muy bien documentado con copias de contratos y verdaderos tesoros periodísticos como la servilleta futbolera más famosa. Catalán y culé, Minguella intervino en las llegadas a Barcelona de Romario, Rivaldo, Ronaldinho, Figo, Hagi y Stoichkov, a quien le aconsejó que firmara autógrafos bien arriba en las hojas para que no puedan agregarle ninguna deuda a ese papel.

Pero su primera contratación fue nada menos que la de Maradona. En 1977, estaba buscando un wing derecho para el club Burgos. Lo encontró. Se llamaba Jorge López y jugaba en Argentinos Juniors. En pleno seguimiento, tuvo la suerte de ver el debut de Diego. Inmediatamente, se puso en contacto con el presidente del club, Próspero Consoli. Cerró el pase en 100.000 dólares. Sin embargo, la dirigencia de Barcelona no aceptó pagar ese dinero por un chico de 16 años. En 1980, volvió a intentarlo, con la anuencia de la directiva catalana. Llegaron rápidamente a un acuerdo. Pero Julio Grondona, ya presidente de la AFA, le dijo que había un problema con el transfer. En realidad, el gobierno de la dictadura militar se había opuesto a la venta. Se lo contó en persona el tristemente célebre almirante Carlos Lacoste: "El jugador no puede irse porque la patria lo necesita. Si usted quiere hacer negocios en este país, nosotros le podemos facilitar otros. Pero de éste, olvídese. Hasta después de España 82 Maradona no se irá" El fallecido Carlos Guillermo "Pajarito" Suárez Mason, juzgado y condenado por crímenes de lesa humanidad, estaba vinculado con Argentinos Juniors e influyó decisivamente en esta medida. Finalmente, el pase se concretó en mayo de 1982. El contrato se firmó en Barcelona mientras la selección estaba concentrada en Alicante esperando el Mundial. Luego, no pudo evitar la venta a Napoli en 1984. El presidente del Barça defendió esa operación como un gran negocio ya que cuando compró el pase el dólar costaba 60 pesetas y cuando lo vendió estaba a casi 100. En 1992, tras la suspensión por doping, volvió a participar de la saga. A pedido de Marcos Franchi, representante de Diego en aquel momento, se metió para destrabar su desvinculación de Napoli. Le faltaba un año de contrato y Corrado Ferlaino no quería liberarlo. Según sus palabras, Minguella se adjudica la llave maestra. Le garantizó al presidente que no firmaría con otro club italiano y se contactó con Bilardo, flamante entrenador de Sevilla. El presidente andaluz Luis Cuervas le contestó que no tenía plata para pagar el pase. Y a nuestro personaje se le ocurrió la solución: que Napoli cobrara los derechos televisivos de cinco amistosos que jugara Sevilla con Diego en el equipo. La FIFA avaló este convenio y el propio Minguella se encargó de conseguir a las cadenas televisoras. El primer partido ante Bayern Munich lo transmitió Antena 3 (para la Argentina fue América TV). Pero ante el éxito de audiencia, Telecinco le ofreció más plata por los cuatro siguientes. Cerró trato. El libro incluye una foto de Maradona, Stoichkov y el propio autor, muy divertidos en una cena posterior a un Barça-Sevilla.

En el año 2000, sus contactos en la Argentina le insistieron en que fuera a ver a un prodigio de 13 años. River había mostrado interés pero su padre había condicionado el pase al pago del tratamiento de crecimiento que necesitaba el chico. Según su propia versión, Minguella asume un rol fundamental en la llegada de Lionel Messi a Barcelona. Insistió en que le tomaran una prueba. El presidente Gaspart y el director deportivo Rexach no lo vieron muy claro por el desbarajuste que suponía llevar a un niño con toda su familia. Los Messi llegaron a la ciudad, Leo la rompió en las prácticas pero ningún entrenador se decidió por la incorporación. Pasaron unos cuantos días sin novedades hasta que Rexach organizó un partido entre dos equipos del fútbol base. Messi, que por edad era infantil B, jugó por el infantil A contra el cadete, ante chicos más altos y más formados. Sólo le faltó hacer llover. Raudamente, Rexach y Minguella se llevaron a los padres de Leo a una cafetería donde se escribió la famosa servilleta. El libro tiene el documento, guardado como reliquia por Horacio Gaggioli, colaborador de Minguella y hombre de confianza de los Messi. "En Barcelona, a 14 de diciembre del 2000 y en presencia de los Srs. Minguella y Horacio (por Gaggioli), Carles Rexach, secretario técnico del FCB, se compromete bajo su responsabilidad y a pesar de algunas opiniones en contra a fichar al jugador Lionel Messi siempre y cuando nos mantengamos en las cantidades acordadas". Da escalofríos ver la nota escrita de puño y letra por Rexach. Se adjunta una copia del primer contrato que el 3 de noviembre de 2000 habían firmado Minguella y los padres de Messi en el que se transfirieron los derechos federativos (sic) a la sociedad del intermediario.

El 1° de marzo de 2001, Barcelona y Messi firmaron su primer convenio, también incluido en el libro, con una duración de dos años. Se estableció una graduación de lo que el jugador debería cobrar desde el fútbol base (cero) hasta el primer equipo (aproximadamente 60.000 euros). Se le fijó una remuneración a su padre Jorge por ejercer como informador de partidos (sic). Así se justificaba el cambio de papeles, la residencia y la nueva vida en Barcelona. Minguella revela detalles como el retraso del crecimiento que obligó a un método más intensivo y más caro. Como el club no tomaba una decisión en firme, Joan Lacueva, entonces director general adjunto, pagó por su cuenta los primeros plazos del tratamiento hormonal. Pero hubo más dificultades. El contrato estaba pendiente de la firma de un vicepresidente. Sin esa rúbrica, la tesorería del Barça no podía pagarle al padre de Leo. Así estuvieron durante casi medio año. El 9 de julio de 2001, un desesperado Jorge Messi le escribió una carta al presidente Gaspart. "Mi situación y la de mi familia es gravísima. He hecho todas las previsiones económicas para sustentarnos hasta el corriente mes, en el que debían ponerse en vigencia definitiva los acuerdos firmados y hoy me encuentro sin previsiones de nuevos cobros y sin un interlocutor que me informe sobre cuáles serán las acciones a seguir", dice el tramo más dramático del texto, totalmente reproducido en el libro. Mientras tanto, Lionel se seguía aplicando las inyecciones. Solito. Un chico que superó estas adversidades jamás puede ser acusado de falta de carácter. Pero el intermediario acercó las partes y finalmente se firmó un nuevo contrato, tras largas negociaciones y un cambio de director general en el club. Apoyó y contuvo a la familia para que no se mudaran de ciudad. Hoy Leo es el mejor jugador del mundo en el mejor equipo del mundo. Barcelona lo disfruta sin haber pagado ni traspaso ni comisiones. Mientras tanto, Josep María Minguella, el nexo histórico entre Maradona y Messi, les sigue vendiendo frigoríficos a los esquimales.

Por Juan Pablo Varsky

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